Una mañana, alguien a quien aprecio entró en mi despacho con cara de circustancias. Tras unos breves segundos de conversación fue directa al grano: «Estoy harta de esta basura». Ante semejante argumento, no me quedó más remedio que invitarla a un café y hacer un par de horas de terapia para intentar ayudarla. Como es una persona de carácter, enseguida se había recuperado.
Al día siguiente, fui yo el que quiso hablar con ella: «He estado pensando en lo que me dijiste ayer sobre la basura. Creo que ante una situación como esta hay dos formas de afrontarla. Te cuento una historia a ver qué opinas…»
La historia
Paseaban por la calle dos amigos. Uno de ellos barredero y el otro notario. Iban a recoger sus coches para volver a casa al final de la tarde. Cuando fueron a salir de su lugar de aparcamiento, descubrieron que un enorme saco de basura en mitad de la calle les bloqueaba el paso y no les permitía sacar el coche.
Al verlo, el notario dijo: «¡Vaya!. ¡Qué mala suerte!. Es un saco de casi 30 kilos y por su volumen puede abultar más de 100 litros. Lo han dejado aquí despues de que aparcasemos y le están empezando a rondar las moscas. El color del saco es naranja chillón pantone 15-1360 TN que en RGB será (255,109,43) y por su forma está lleno de basura órganica y el que lo ha traido cojea de la pierna izquierda. Si intenamos arrastrarlo, se romperá y los pantalones nos estarán oliendo a basura varios días.»
Su amigo barrendero le contestó: «Sí. Es un obstáculo en medio de nuestro camino y no podemos rodearlo. Ven ayúdame, coge por ahí.» Siguiendo las indicaciones, se acercaron, lo levantaron con esfuerzo, pero con sumo cuidado, y lo tiraron al contenedor.
En resumen
Te puedes encontrar en tu vida profesional que en cualquier momento te aparece una gran bolsa de basura en mitad de tu camino. Puedes regodearte en su descripción y esperar a que el olor te llegue a los pantalones o puedes darle la importancia justa, remangarte y tirarla con la ayuda necesaria al contenedor más cercano.
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