Voy a hablar hoy de un concepto que me encanta: el dinero futuro. Es algo que me recuerda mucho a los trileros preguntando: ¿dónde está la bolita?
El concepto
El dinero futuro es ese dinero que un cliente te ofrece para que en una operación concreta, superestratégica para él, le acompañes y le hagas un proyecto o le prestes un servicio por el que no vas a ganar nada o incluso vas a perder dinero. Porque gracias a ese esfuerzo, vas a tener acceso a operaciones futuras de manera preferente que te van a permitir posicionarte cósmicamente y por supuesto, ganar ese dinero y mucho más.
Porque tú, después de eso, no vas a ser un proveedor cualquiera. vas a ser su business partner forever (and ever). Y ¡joder!, ante una oportunidad así de pasar de ser un proveedor del montón a business partner forever (and ever) a ver a quien no le tiemblan las piernas.
La dirección del proveedor se reune para ver si quiere el dinero futuro. El estudio técnico determina que la operación a sus ojos mortales no tiene ningún retorno ni presente ni futuro. Ante eso siempre se alza una voz, más cercana a la venta que a la ejecución y dice: » pero ojo, hay que mirar qué hay detrás de esto, porque una vez que lo hagamos, el cliente se ha comprometido a darnos más y que seamos su business partner forever (and ever)». Claro, ante semejante argumentación cuesta resistirse…
Habría que preguntarse si esas voces hablarían igual en una relación empleado-empresa. La empresa le dice al trabajador que si se esfuerza y consigue los objetivos marcados, el año siguiente tendrá el reconocimiento salarial que ha pedido. Pasa el año, y si se cumplen los objetivos, no sería necesario volver a hablar, sólo aplicar lo dicho. ¡Ah! pero es que eso era dinero futuro: «las circunstancias ahora son otras», «no debí explicarme bien…»
Las consecuencias
Y ahora que todos sentimos el concepto como propio por lo que humildemente he visto en los últimos años, el dinero futuro no existe. Sólo el dinero presente. La siguiente vez vuelves a ser un proveedor del montón que tiene que hacer un esfuerzo para conseguir ser un business partner forever (and ever). Y encima si en tu primer esfuerzo algo no salió del todo bien, ahí estará ese cliente estratégico para recordártelo y añadir al dinero futuro el sentimiento de culpa que te lleve a otra reunión para aceptar sus condiciones y expiar tus pecados.
Dinero futuro y sentimiento de culpa. La combinación perfecta para hundir las cuentas de resultados de los business partners forerver (and ever).
¿Dónde está la bolita?
Los comentarios están cerrados.