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Los petarditos

En todas las familias existe un petardito o una petardita, que cuando se desarrolla de una manera más profesional alcanza el grado de petardito extremo.

Alcanzar el grado de petardito extremo, se hace en base a años de entrenamiento y cultivo. Da igual la cuna. Hay petarditos de clase alta, de clase media y de clase baja. Son los años de recibir halagos de su entorno, dándoles facilidades y apoyos extremos y poniendo a su disposición medios innecesarios y valores frívolos, lo que consigue que el petardito extremo se haga.

Esta persona (recordemos que hay al menos una por familia) entra en el mercado laboral y trae al trabajo sus mejores prácticas de petardito, esperando una organización petarditocéntrica, que gire a su alrededor, que los demás le traten como si fuera el centro del universo y satisfagan todas sus necesidades y deseos.

Las prácticas del petardito.

Un buen petardito extremo desarrolla las siguientes prácticas:

Medea en gesto de petardita
  • Llama exageradamente la atención en su entorno, queriendo hacer ver lo bien que hace su trabajo, lo bien relacionado que está y lo eficiente que es.
  • Hace la pelota hacia arriba y desprecia hacia abajo, lo que da una medida de su talla moral.
  • Utiliza palabras rimbombantes sin saber muy bien qué significan y hace explicaciones superficiales sobre temas que no controla como si fuera un gran experto.
  • Finge estar trabajando en asuntos superimportantes de los cuales no puede compartir información, pero de los que procura que todo el mundo se entere que está en ello.
  • Pregunta muchas veces sobre el mismo particular esperando que en algún momento su interlocutor cambie de opinión hacia su criterio para dar esa respuesta como definitiva.
  • Genera enfrentamientos del tipo “o conmigo o contra mí” para tapar su propia incapacidad y falta de trabajo en equipo.
  • Con la edad, desarrolla la virtud de apuntarse éxitos pasados de otros en otras organizaciones, contándolos como si fueran propios o dándose papeles relevantes donde solo se había desarrollado papeles secundarios.
  • Desprecia la experiencia de los demás con megafrases como “en Chupilandia lo hacíamos así”, “nada se hace mejor que en Chupilandia”, “claro es que en Chupilandia teníamos…”, “es que en Chupilandia hacíamos…”. Igual debería explicar por qué no está en Chupilandia.
  • Y un largo etcétera…

Petarditos: Manual de uso

Desde mi humilde opinión el manual de uso del petardito extremo es muy fácil: que los aguanten en su casa.


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