Hace ya mucho tiempo, un veterano cliente en una reunión de seguimiento me dijo: “Fernando, esto que me estás contado está muy bien, pero la realidad es muy terca”.
Me volví a mi mesa con esa frase en la cabeza y ahí sigue a día de hoy.
En estos años, he visto a muchos profesionales, proyectos e ideas chocar con la realidad. La realidad es muy terca y nunca puede ser ignorada. Porque, aunque la ignores, ella no te ignora a ti, como voy a contaros en:
La fábula de Algodón para Hormiguitas.
Algodón para Hormiguitas, S.L. era una organización cuya visión era «convertirse en el mejor recolector de algodón de azúcar a ambos lados del arcoíris».
Su misión corporativa era “que sus empleados estuvieran contentos, fueran felices y desarrollaran todo su talento en la recolección del algodón de azúcar dentro de un clima amoroso». Cuando una nueva hormiguita se incorporaba a Algodón para Hormiguitas, sus compañeras le contaban entusiasmadas sus sueños, sus ideales, su organización sin jerarquías y sus actividades after work.
Pero en el día a día de Algodón para Hormiguitas había veces que su misión chocaba con la terca realidad. Ahora entenderéis a lo que me refiero:
Un grupo de esforzadas veteranas de Algodón para Hormiguitas que aún recordaba como era el hormiguero oficina cuando empezaron a soñar colectivamente, descubrieron tomando cervezas entre risas que su compañera recién llegada ganaba un 30% más que ellas. Su happy manager no les subió el salario porque no había bitcoins para todas y los sueños de las hormiguitas chocaron con la realidad. Las cervezas desde aquel día fueron más amargas.
Algodón para Hormiguitas realizó una gran y en su opinión brillante recolección para Soy Una Empresa Grande y Vieja, S.A. y esperó pacientemente a cobrarla 150 días después. Llegado el día, el cliente no estuvo conforme con la supuesta brillantez y dijo que no soltaba su viejo dinero aburrido hasta que las hormiguitas acabaran de recolectar de verdad. En ese momento, cuando no pudieron pagar la nómina, la realidad fue muy terca para las hormiguitas.
Algodón para Hormiguitas compitió en un ilusionante concurso contra Malvados Escarabajos con Pala, S.L.. Y mientras las hormiguitas trabajaban en su propuesta llena de valor añadido, sinergias y transversalidad, el director de Malvados Escarabajos, conocedor del mercado, fue sacando fajos de billetes grasientos y malolientes y poniéndolos delante de las hormiguitas clave. Como no habían cobrado su nómina, en 15 días esas hormiguitas soñadoras sufrieron una increíble metamorfosis en escarabajo que les permitió pagar su hipoteca de una manera más desahogada. Porque la realidad es muy terca y no sólo de sueños viven las hormiguitas…
Finalmente, el arcoiris se escondió, los clientes y los accionistas que no veían resultados se cansaron y por muy ilusionante que era el proyecto, la paciencia se acabó. Se llevaron su dinero a Soy todavía más moderno y soñador, S.L., obligando a las hormiguitas a enfrentar de una vez la realidad.
Moraleja
Las empresas las hace su gente, sean hormigas o escarabajos. Y el mercado dicta que las empresas que sobreviven son las que obtienen resultados de la recolección. Y el dinero que esos resultados aportan.
La implicación en el proyecto y la sensibilidad por los resultados, tiene que estar en todos los niveles de la organización, tanto si es propiedad de un anticuado escarabajo como de una modernísima comuna de hormiguitas emprendedoras. Si estos aspectos fallan, todos van a verse afectados ya que aparte de grandes ideales, espacios de relax, teletrabajo o conciliación, los resultados son imprescindibles para seguir adelante.
Porque la realidad es muy terca y todos, hormigas o escarabajos, queremos desayuno, comida, merienda y cena todos los días y dos semanitas de vacaciones al año porque en el fondo todos tenemos una pequeña cigarra dentro.
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