Hace varios años leí el libro «El druida» de Morgan Llywelyn ambientado en la Guerra de las Galias.
Sin entrar a destriparlo (hacer spoiler se dice ahora), además de lo entretenido de la trama en un contexto histórico como ese, hubo tres cosas que me llamarón la atención y que luego tuve ocasión de ir viendo reflejado a lo largo de mis años de trabajo.
Los líderes dudan.
Si Julio César y Vercingétorix grandes líderes de sus equipos, dudan y tienen miedo en los momentos de tensión, ¿por qué los directivos o los mandos intermedios de una empresa tienen que ser inasequibles al desaliento?. No lo son. Y pueden lanzar los mensajes contrarios de cara a la galería o a sus rivales todo lo fuerte que quieran… pero en la soledad de su tienda de mando, tienen dudas y necesitan apoyo.
Los segundos son claves.
Los grandes líderes, necesitan segundos de confianza, tan buenos o mejores que ellos. Es el papel de Ainvar en el libro: un gran druida que ejerce de segundo de un gran guerrero. Por eso los grandes directores generales, requieren ser apoyados por excelentes segundos (CxO) que les complementen y que les apoyen para resolver esas dudas que les hemos descubierto que tienen. Y eso así a lo largo de toda la estructura de las compañías.
Los conocimientos deben transmitirse.
Los druidas decían en el libro que los conocimientos deben transmitirse de unos a otros. Ellos lo hacían verbalmente porque no creían en el texto escrito y en homenaje a eso he pensado que aparte de escribir entradas en este blog, voy a grabarlas con mi voz para el que quiera escucharlas directamente de mi boca.
Y por todo esto.
Por todo esto, nombro a este blog Las dudas de Ainvar, esperando que a Morgan Llywelyn no le moleste que use el nombre de su personaje y que a los que lo leáis o escuchéis os transmita algo que podáis aprovechar en vuestra vida profesional.
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